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«Cuenta la leyenda que los dioses edificaron Rhentra en el campo de batalla, entre las estrellas, como señal de su victoria sobre las Serpientes del Vacío. Eones después la poblaron con sus hijos, traídos por la diosa Elthaer desde un mundo agostado por la devastación y condenado al olvido. A su llegada, los hijos de los dioses quemaron sus naves y se repartieron por las vastas tierras que sus señores habían creado para ellos. Así surgieron grandes imperios, los cuales compitieron entre ellos por llevar la antorcha de la civilización a todos los rincones de aquel mundo nuevo, y bautizaron a la tierra entera como Renthra, que quería decir «El exilio» en la antigua lengua de los dioses inmortales. Aquella fue conocida como la Era de la Creación, y no pocos portentos vieron la luz en aquellos primeros días.
»Pero la vida de los hijos de los dioses era breve y, con el tiempo, olvidaron muchos de los vastos conocimientos que habían traído consigo, de modo que los imperios se fragmentaron y las fronteras fueron difuminándose para dar lugar a otras nuevas, mientras el mundo seguía girando impertérrito bajo las frías estrellas. Esta fue conocida como la Era de las Conquistas, y en ella se forjaron las grandes leyendas del pasado, llenas de esplendor y gloria, pero también de sombras profundas y misterios insondables.
»Con el tiempo, incluso aquellas batallas pasaron al olvido y la Historia se convirtió en leyenda. En los albores de la Era de las Maravillas, los hombres volvieron la vista a su propio pasado y descubrieron su poderío perdido. Amparados por la razón y el estudio, los eruditos de los innumerables reinos de Rhentra fueron redescubriendo el placer por el conocimiento y sus frutos hicieron avanzar a la humanidad una vez más. Sin embargo, las sombras primigenias que habían habitado en el mundo no habían olvidado su antiguo dominio sobre los vastos continentes, y tratarían de regresar al mismo de una manera o de otra.
»Dicen que todo comenzó en Aradamia, en el Séptimo Año de la Sierpe Voladora…»
(Historia de los Imperios, por El Cronista de Aradamia)
El mundo de Rhentra fue creado por el escritor Francisco Tapia-Fuentes a lo largo de la década 2000-2010, aunque hunden sus raíces en algunos cuentos escritos diez años antes.
A pesar de que algunas de las maravillas y personajes de Rhentra han ido apareciendo (modificadas y adaptadas) en diferentes campañas para juegos de rol, tanto online como offline, no es hasta 2014 cuando se empiezan a compilar y seleccionar los relatos que formaron parte de Hijos de la destrucción, desechando aquellos aportes que resultaban menos adecuados y dándole al conjunto una mayor coherencia. Posteriormente, el librojuego Sombras demoniacas nos daría un punto de vista en primera persona de una de las batallas clave en la Guerra de Aradamia.
La compilación actual pretende ser la versión definitiva de Rhentra, de la cual esperamos ver pronto muchas más historias y piezas que, a modo de puzzle, vayan completando este rico mosaico de fantasía.
Hijos de la destrucción
El mundo de Rhentra aparece por primera vez en Hijos de la destrucción, la colección de relatos interconectados que nos introducen en el conflicto de la Guerra de Aradamia , narrados desde el punto de vista de sus protagonistas. La Guerra de Aradamia es el eje alrededor del cual se vertebran una serie de acontecimientos importantes durante el comienzo de la Era de las Maravillas, y los relatos que aquí se narran son la base de muchos de ellos, al tiempo que nos introducen en la compleja ambientación de Rhentra.
Sombras demoniacas
El segundo librojuego de la serie Flash Interactivo nos pone directamente en la piel de Jarenna, una jefa de batidores que será testigo de una de las batallas clave de la historia de Aradamia: la Batalla del Valle de Arender. A través de sus ojos, descubrimos todavía más detalles acerca de los misteriosos yrmillianos, con los cuales podremos interactuar. Sombras demoniacas aporta unas cuantas piezas clave para entender la magnitud del conflicto entre Aradamia e Yrmill, al tiempo que se convierte en un simpático guiño a los fans de la primera parte.
Demonios en la cumbre
La tercera entrega del mundo de Rhentra nos lleva de la mano del sargento Neram Kotep, un desertor que huye de la guerra de Aradamia y que trata de alcanzar las fronteras de los Reinos Meridionales. Sin embargo, la vida de Kotep no será nada fácil pues, acostumbrado a cuidar solo de sí mismo, deberá afrontar el reto de responsabilizarse de Mirn y Eranna, dos civiles que también van a sur en busca de un futuro mejor. En el camino, Neram descubrirá que su destino está ligado al de la oscura deidad llamada Gaernat, conocida también como el Juez de la Balanza, y encontrará un nuevo sentido a su vida de labios de los propios yrmillianos, sus encarnizados enemigos.
Los señores del ámbar
La última, hasta la fecha, aventura ambientada en Rhentra tiene lugar en los oscuros callejones de la portuaria ciudad de Tadenang. Hasta allí llega el mercenario Neram Kotep después de escoltar a una caravana y es reclutado por el guardia Tian, un policía al que le han prohibido investigar la desaparición de la banda conocida como El Dragón de Ámbar. Lo que no sabe es que, una vez más, el destino lo llevará a cruzar los límites de lo sobrenatural para enfrentarse con bandas callejeras, pero también con un enemigo venido de más allá del tiempo y el espacio.
La última entrega del mundo de Rhentra tiene lugar en la traicionera ciudad de Tadenang
En el Séptimo Año de la Sierpe Voladora las tropas de la magocracia de Yrmill cruzaron sus fronteras e invadieron el vecino reino de Aradamia, dejando a su paso extensos páramos consumidos por la hechicería.
Aquella fue una guerra de exterminio sistemático, como si los yrmillianos hubieran querido borrar de la faz de Rhentra todo rastro de vida, ya fuera racional o no. Sin embargo, cuando el ejército invasor estaba a pocas leguas de la capital aradama, su inmensa maquinaria de guerra se detuvo y, contra todo pronóstico, emprendió el regreso a sus dominios, con lo que dio lugar al fin del conflicto, que no a la paz entre ambas naciones. La mayoría de los eruditos de la época coinciden en que la causa de esta inesperada retirada se debió a un brusco cambio en la cúpula gobernante de Yrmill. Sin embargo, pocos han prestado atención al chocante paralelismo con lo que ocurrió en la propia Aradamia poco después, cuando el rey Kardensteim I fue derrocado por la duquesa Sharanda de Vangen, que terminó ascendiendo al trono por aclamación popular. Ambos hechos no han podido ser contrastados de un modo claro, en parte por el hermetismo de la sociedad Yrmilliana con respecto a sus propios asuntos, y entran en el campo de la especulación, al menos hasta la fecha.
La Guerra de Aradamia marcó un antes y un después en todo en el mundo civilizado y, según algunos eruditos, incluso llegó a hacer temblar los mismos palacios de los dioses. Fue tal el impacto cultural, que los sacerdotes del Templo de los Siete Soles decidieron alterar el calendario y no hubo un Octavo Año de la Sierpe Voladora, como hubiera sido de esperar.
Escudo de la Dama Sharanda, duquesa de Vangen ascendida al trono al finalizar la guerra en Aradamia.
Teaser de presentación de Hijos de la Destrucción (2017)
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